Thursday, March 15, 2007

Cordelia Reloaded

Me quedé con este cuaderno por casualidad. Mis amigos lo utilizaron para escribir y pensé que yo podría conservar el mismo papel de antaño: Nada de escritura. Ahora también el silencio me ahoga. El problema de todo esto es que no me pongo a escribir por ése, ni por aquél. Así es. Escribo por éste. Por el idilio adolescente. Amigos, éste es un recado para ustedes: El Johannes de "Aut/Aut" tenía razón.

Éste, cuyo nombre comienza con un suspiro, con silencio. El simple nombre parecía un error y yo pienso que no. Bendita sea la mujer que comenzó definiéndote entre suspiros. Ésa que se encarga de asentar con pequeñas letras cosas como nuestros nombres. ¡Seguro, me hubiera gustado mucho haber podido escribir tu nombre sobre todo mi cuerpo y no tan sólo estar llena de suspiros!

Aprendí esa canción. No sólo de nombre, sino de corazón. Llevo la melodía al final de mis mejillas y he aprendido ( cada día mejor) el luto español. Lo sabía y lo sabías. No es necesario recordar las letras que jugaron como preludio a lo de hoy. De pronto, comencé a preocuparme por tu felicidad, por cómo ayudarte a llegar a ella; cómo podriamos llegar. Ayer me dijiste cómo hacerlo y aún reniego de eso.

Odio no controlar mi pensar pues juro y Dios sabe (sí, el mío y en el que creo); Sabe que quiero que seas feliz. Deseo tu felicidad. No sólo bienestar. Y sé. Sé muy bien que no soy yo (me lo has dicho ya) con la que serás feliz. No soy la que ilumina tu vida y la que te invita a pensar en ganarle al tiempo, en llegar a mañana. ¡Bendita aquélla que hace al mismo suspiro suspirar!

Con todo, algo tengo que hace que quiera que estés aquí; conmigo. Con este pediacito de mujer que le encantaría que estuvieras junto a mi, verte sonreir y verme sonreir junto a ti. Juntos. Y de esto, sólo siento culpa y mucha verguenza. Lo siento. Quien quiere tu felicidad y te pide que la encuentres donde no está, no sólo es estúpida; es necia. Perdóname por ser tan necia. Sigo siendo la niña caprichosa y malcriada de la que tienes noticia. Ahora no sólo le pido a mi Dios que te pueda dejar ir, sino que tantas veces y tanto como deseo que estés aqui, así deseo que seas feliz y que no vuelvas. Así de feliz. Así sea.

Niña, niña al fin. Te escribe una niña enamorada. Agradecida por recordárselo y más aún, por revivir cuánta pasión hay debajo de esta tersa piel. El enamoramiento se desvanece y sé que llegará el día en que el aire me sobre y que tú, suspiro, tengas fin aquí.

Corazón: Júrame con tu vaivén los deseos que te he pedido, para mi y para vos.



Niña Enamorada