Friday, June 24, 2005

Just a glimpse…

Me gusta mentir. Seguramente, esto no es algo de lo que debería enorgullecerme; es más, creo que al hacer este tipo de afirmaciones, suele destrozarse el concepto que la gente tiene de aquél que hace público este tipo de afición. Todos tenemos nuestros pequeños vicios y nuestras manías; tal vez, ésta sea la mía y la más cínica de todas. Cuando era pequeña y tenía como nueve años, se me ocurrió engañar a mis amigas contándoles sobre una bruja que había visto en algún lugar de la primaria a la que asistía. Era todo muy fácil: unos cuantos hechos, unas buenas relaciones entre mis palabras y lo que pasaba en ese lugar habitualmente (ruidos, gente que caminaba muy rápido haciendo la limpieza y entre las bodegas del lugar, etc.), una amiga que me apoyó en todo momento para engañar a las otras niñas y, por supuesto, una cara de susto. Las cosas se salieron de control, y, al cabo de unos cuantos días, las niñas de otros años corrían a preguntarnos sobre la historia de la bruja. Realmente nunca voy a poder terminar de entender cómo tanta gente lo creyó, incluso viendo que éramos dos niñitas tontas; de todas formas, el asunto se hizo tan grande que la directora de el lugar, así como la maestra de mi grupo, nos mandaron llamar. Si no es por mis calificaciones (siempre he sido neurótica para las cosas de estudiar) y la intercesión de mi madre en la situación, seguramente me hubieran expulsado de la escuela. Yo no lo vi tan grave, creía que era una cuestión sin importancia y, sobre todo, muy graciosa. Debo confesar que el hecho me produjo semejante placer que creo que lo volvería a hacer, si tuviera la misma edad. Ahora, comprendo que eso de mentirle a la gente está mal (bueno, creo que es muy complicado) y he hecho un esfuerzo por no convertirme en una mala mitómana al paso de los años. Mis trabajos se han visto recompensados ampliamente; tanto, que he podido enorgullecerme de saber que existen personas a las que les digo toda la verdad y no me asusta (sí hubo un momento donde eso me asustaba mucho). De todas maneras, continúo con esas ganas de querer engañar a la gente y aún me tomo la molestia de hacer pequeñas bromas respondiendo cosas absurdas a quien me pregunta y le aprecio mucho; muchas veces, algunas de esas respuestas son explicaciones que yo me daría para X o Y cosa, sin saberlo de cierto. En fin, supongo que así, no le hago daño a nadie, y mi placer, a pesar de dárseme en pequeñas dosis, me agrada bastante. Aclarando más la primera oración, creo que no es que me guste mentir. No. me gusta engañar a la gente, y, si es necesario que mienta para engañarla, lo hago.

Wednesday, June 22, 2005

La importancia del peso y la estatura.... Sin sentido

Es cierto que uno, cuando desea viajar, quiere sentirse liviano: liviano de pies, de ropa, de recuerdos. Seguramente, uno está dispuesto a ver dónde lo lleva el viento. Hoy, sólo quiero sentirme liviana, tan liviana que espero que mis deseos me carguen con el viento y me haga uno con ellos. Ayer vi cómo, en una gran pantalla azul, un niño era elevado a los aires por un globo hasta la luna. Quise, con todas mis fuerzas, ser él, sólo un segundo, pero quise ser y volar como él. Qué pequeña me sentí en ese momento! Tan pequeña, que pude percibirme en mi tamaño, tal vez igual a cómo los demás me ven... chiquitita! Esto ya lo tengo, me dije; ya tengo la estatura; quizás ahora pueda volar.

En ese momento, también llegó a mi mente el peso; la importancia del peso y, hoy, después de mucho pensar, deseé mi deseo. Luego, me puse a pensar cuántas veces he deseado y cuántas, tan torpemente, un segundo después he pedido justo lo contrario. Recordé cómo he temido a la locura y cuánto deseo nunca padecerla. El mismo día que desee nunca toparme con ella de frente, al mismo tiempo, una parte de mí vio la imagen de un rostro desfigurado.

Sí, quiero ser liviana y qué? Tan liviana como el trazo de la pluma sobre el papel, tan liviana como para dejar caer sobre mi cuerpo todo el peso del aire y terminar siendo un cabello negro que dibuje una pequeña silueta voladora en ese papel! Tan sólo quiero volar

Thursday, June 09, 2005

This is the first day of my last days....

Ciertamente, éste es el primer día de mis últimos días. Este blog, inaugurado, más que por saber qué decir, por estar ahí, sólo quiere hacer un pequeño acto de presencia. Presente para los que estamos terminando, presente para los que no están aquí; el primero y, tal vez, no sea el último pero se encuentra encerrado en una suerte de "cierres de ciclos" donde lo único que me viene a la mente es esta frase: "No sé por qué toda la gente le da tanta importancia a las primeras y últimas veces, viejo". Es verdad, esto no debería ser importante pero siempre es buena una de esas reflexiones inaugurales, incluso cuando mucho esté por terminar (muchos blogs se abandonan-a veces, definitiva, a veces temporalmente-, y la gente comienza escribir en otros lugares, en papel que pesa un poco más, que no sé por qué nos pesa más -insisto: las palabras, donde sea, pueden terminar ahogándote). Tal vez, incluso la misma invitación a que escriba se haya terminado ya. Siempre he sido mala escribiendo, hoy no es la excepción. Por ahora, esto es todo lo que tengo que decir: This is the first day of my last days....