Hace unos días, estaba sentada en la parte de atrás de un auto. La tarde estaba terminando y esperábamos a que el semáforo cambiara de color. A un lado de mí había un camellón bastante descuidado; toda su superficie era un rompecabezas de pedazos de banqueta, pasto, tierra y basura. Ahí lo ví. Mezclándose con el color del asfalto, de no más de unos 6cms y otros tantos de colita; un ratoncillo urbano se asomaba por entre las grietas para salir a recoger algo de comer, supongo yo. Conforme se iba moviendo, se mezclaba más y más con todos los pedazos de calle que tenía como cobija. La ratita se movía, se quedaba quieta y volvía a moverse. Por mi parte, del lado del cristal, yo jugaba a verla y a perderla. Nadie se encontraba parado en ese pedazo de banqueta abandonado a la mitad de la calle. El chofer sólo miraba al horizonte, observando las últimas rayas de color naranja que coloreaban el cielo.
La gente mira, observa. Hay quien no necesita mirarme para saber qué es lo que estoy viendo. Hay quienes, estando tan cerca, necesitarán toda una vida para acercarse y enfocar. Seguro no les importa, y no importa. Mientras tanto, alrededor de ella una atmósfera azul cubrió todo su alrededor. Al final, era como si todos formáramos parte del mismo paisaje. El semáforo en rojo, el ratoncito jugando a esconderse, el chofer de taxi; el azul, el naranja y el gris del cemento partido en cachos.
La gente mira, observa. Hay quien no necesita mirarme para saber qué es lo que estoy viendo. Hay quienes, estando tan cerca, necesitarán toda una vida para acercarse y enfocar. Seguro no les importa, y no importa. Mientras tanto, alrededor de ella una atmósfera azul cubrió todo su alrededor. Al final, era como si todos formáramos parte del mismo paisaje. El semáforo en rojo, el ratoncito jugando a esconderse, el chofer de taxi; el azul, el naranja y el gris del cemento partido en cachos.
-Seguro alguien lo veía-, dije.
El semáforo se puso en verde y el chofer arrancó.
El semáforo se puso en verde y el chofer arrancó.
1 comment:
A veces algunos roedores le dan cohesión a tus experiencias. ¿lo habías notado?
Gran momento poético
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